ERRORES

 

 

“El modo de dar una vez en el clavo, es dar cien veces en la herradura». 

Miguel de Unamuno

 Mi mente consciente está siempre eligiendo, mientras estoy despierta toma decisiones, “voy o no voy”, “me paro o avanzo”, “este color o el otro”, “si o no”, etc. Etc.

Invariablemente las decisiones son orientadas a lo que considero favorable.

 Y es allí donde muchas veces me doy con la sorpresa que cometí un error de cálculo

Aquello que creí que tendría un buen resultado, fue un fracaso total

¿Qué hacer?

Lamentarme amargamente,  o tomarlo como un aprendizaje, perdonarme, y seguir adelante.

La pregunta común es ¿Y cómo hago para perdonarme?

Simplemente dices “me perdono”.

Todo el secreto del Ho´oponopono esta en el poder de la palabra, no de la emoción.

Nuestras emociones están impregnadas de memorias, y especialmente esa palabra PERDON, porque la relacionamos con la culpa.

No existen culpas, solo errores y responsabilidades.

Cuantos errores de cálculo puedo recordar, cientos, quizá miles.

Como persona, como hija, como hermana, amiga y compañera, como ciudadana, como esposa, suegra, madre y abuela, ¿cuántas veces los errores han estado presentes? Pues por todos ellos: ME PERDONO.

No hay padre que no haya cometido algún error en la crianza y educación de sus hijos, si los consideramos como errores, entonces habrá una forma de enmendarlos en base a la experiencia y la responsabilidad.

Pero si mantenemos el estado infantil culposo, trataremos por todos los medios de aliviarnos de la culpa enterrándola bajo cientos de regalos o culpando a alguien más.

Esta situación,  se ve muchas veces en familias que han sufrido una prueba muy grande, ya sea porque perdieron a uno de sus miembros de manera trágica o por una  enfermedad y  lejos de que la experiencia les deje una enseñanza,  se culpan unos a otros hasta que finalmente la familia se separa por no soportar, la culpa.

Dejar de culparnos y culpar a otros es lo mejor que podemos hacer, sino,  tendremos la eterna letanía de andar por la vida culpando a nuestros padres, a la pareja, al jefe etc.

“Es que yo no tuve el cariño que necesitaba”, lo he escuchado muchas veces, como justificación, es cierto a muchos nos ha tocado vivir duras pruebas, pero acá estamos, seguramente fortalecidos y listos para enmendar errores.

El error genera aprendizaje, eso es,  ser responsable y eso,   me trae paz.

En cambio cuando pienso en faltas o pecados, genero culpa y la culpa invariablemente me llevara a la rabia y el miedo.

Si lo que siento,  es culpa, entonces estaré  a la defensiva, esperando que llegue el castigo por algún lugar.

Solo imagínate, el relato de la Biblia cuando dicen que Adán después de comer la manzana se sintió culpable y se escondido de la mirada de Dios.

Esta historia puede,  como no puede ser real, pero la descripción de cómo nos sentimos por la culpa; Es exacto.

Los Maestros de Ho´oponopono dicen que el recorrido que hacemos para llegar a la entrega esta obstaculizado por la culpa.

Ese recorrido comienza con aceptación de que sea lo que sea que estamos experimentando,   es debido a la activación de una memoria propia, le sigue le decisión de la Madre-Uhane, de entregar esa memoria.

La memoria es tomada del Hijo- Unihipili y es elevada la Padre-Aumakua, las tres consciencias unidas en este punto, elevan la memoria a lo Divino para que sea transmutada en luz.

Este recorrido no es posible hacerlo cuando la culpa nos atormenta, por eso es tan importante la reconciliación con uno mismo.

Desde mi experiencia te puedo asegurar, que solo cuando llegué a perdonarme a mi misma, me reconcilie con el mundo entero.

Mi carácter se volvió mas firme y más autentico. Ya no hago nada que no desee hacer sinceramente, no tengo miedo a decir NO.

Aun asi, sé,  que este estado es “solo por hoy”, es mejor no tomar nuestros logros como definitivos, es solo por hoy, y solo por hoy tengo paz.

No le temas a decir No, de lo contrario puedes caer en estados de sumisión, invariablemente, quien es sumiso en un aspecto es abusivo en otro, ese es el resultado de la rabia,  que estos dos estados generan.

 

“Señor … enséñame a permanecer calmadamente activo y activamente calmo. Haz que pueda ser un príncipe de paz sentado en el trono de la serenidad gobernando el reino de la actividad”.

 Paramahansa Yogananda.

 ¿La formula para el perdón?

Ya te la dije: Decir: “Me perdono”, solo dilo repítelo una y otra vez, cada vez que descubras un sentimiento de culpa.

Para quienes aprendimos el Ho´oponopono hacen unos años, sabíamos que eran cuatro frases: Lo siento, por favor perdóname, Te amo, Gracias.

Hoy solo es necesario el “Te amo, gracias”, ya que,  en el amor esta contenido el perdón y la gratitud.

Eso no quiere decir que la palabra Perdón y la palabra “Gracias” se dejen de lado, todo lo contario, todas son necesarias y poderosas, y nuestro Niño Interior- Unihipili sabrá orientarnos a cual de ellas utilizar dependiendo de cada situación.

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todos mis errores para que tu los transmutes en luz de experiencia y reparación.

 Que Tu luz,  me de la serenidad, en medio de la actividad.

 ¡Y así se ha hecho!

Lo siento, por favor  perdóname


 Te amo,
 Gracias


 Ana María

 


Aloha  Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”
 


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