LOS DESEOS

Las causas del sufrimiento son:  el deseo y el apego,   y estos surgen de la necesidad de saciar nuestros gustos, en la medida que nos desapeguemos, el sufrimiento será cada vez menor.

Desapegarse no significa renunciar a gustos o comodidades, desapegarse es no condicionar el estado de paz a las pertenencias materiales o emocionales.

Los deseos nos atrapan y nos quitan la paz, un deseo obsesivo puede transformarse en algo verdaderamente aterrador.

Mucha veces nos aferramos a un proyecto, una idea o una necesidad imperiosa de obtener algo y en el camino a conseguirlo,  podemos perderlo todo.

Cuando mis hijos eran chicos,  me gustaba ver los dibujos animados con ellos, y siempre cuando veíamos al Correcaminos y el Coyote, me  preguntaba ¿Por qué el Coyote,  en lugar de comprar mil trampas para atrapar a Correcaminos, no se compra una buena cena? 

A veces nos comportamos,  así de incongruentes, queremos algo y en ese deseo,  perdemos familia, amigos y a veces hasta la vida.

En este camino de crecimiento es bueno ir desapegándonos, si lo tenemos, bien ¡Gracias!, y si no lo tenemos, bien ¡Gracias!

Convencernos a fuerza de repetirlo e internalizarlo,  “Valgo porque existo”, mi valor es la existencia, no las pertenencias, ni los títulos, es necesario para tomar la justa medida  de las cosas.

La vida se desarrolla entre dos estados, el dolor y el placer, no hay más que un estado que transciende  a estos dos estados y es la serenidad o paz.

Cuando ponemos en practica el ho´oponopono estamos aprendiendo a tener  serenidad-paz, este estado comienza siempre con la aceptación, y como ya sabemos,  la aceptación es   tomar el cien por ciento de responsabilidad         de que sea lo que sea,  que está en mi realidad,  es recreado por mis memorias y como  yo no puedo hacer nada para cambiar esas memorias,  entonces se las entrego a la Divinidad para que ella las transmute en luz.

Para conseguir este estado de aceptación y luego entrega,  es necesario tener honestidad y humildad.

Desde esa base puedo empezar, soy honesta en reconocer mi responsabilidad y soy humilde al aceptar que yo no puedo con ellas entonces las entrego.

Mientras más limpias mis memorias, más me conecto conmigo misma y cuando eso sucede estoy conectada también con Dios y el resto de Su creación.

Yo se que muchas veces te pueden parecer repetitivos los temas de estos artículos, y es que la única forma de grabarlos, es  repitiéndolos hasta que sea hagan parte de mi y de ti, es como la gota de agua que horada la piedra, lo hace por la repetición y la constancia y no por la fuerza con que cae.

Yo trabajo en mí,  día a día, una y otra vez y cada vez encuentro un grado más de claridad, a veces  también, olvido lo aprendido, eso quiere decir que no lo comprendí..

Comprender  es  suspender,  una conducta equivocada.

Si sigo repitiendo los errores una y otra vez, aunque me aprenda toda  la teoría de la mejor filosofía, de nada me sirve, si no suspendo mi conducta errada,  es que no la comprendí.

Pero volvamos a los deseos, ¿qué hago para no quedar atrapada por mis deseos?

Lo que todo ser humano  finalmente desea,  es tener paz, y busca esa paz por  montañas, (los deseos sensuales) y valles (los deseos espirituales).

El énfasis que le ponemos a la búsqueda sensorial,  está relacionada con nuestro poco conocimiento de lo que verdaderamente somos; Somos seres espirituales viviendo una experiencia material.

En la enseñanza Hindú se dividen dos tipos de deseos los “Preyas” o deseos sensuales, aquellos que satisfacen los sentidos y los “Shreyas” o deseos espirituales, cuando buscamos satisfacer estos últimos, increíblemente los deseos sensuales también son satisfechos y nivelados.

 «Nuestros problemas se deben a un apego apasionado a las cosas y a deseos que nunca se satisfacen por completo, entonces generan aún más angustia. Percibimos a las cosas como entidades permanentes. En el empeño de conseguir estos objetos de nuestro deseo, empleamos la agresión y la competencia como herramientas supuestamente eficaces, y nos destruimos cada vez más en el proceso».             Dalai Lama
 
No te equivoques pensando que eso,  está bien para los monjes, no, dar el justo valor a los deseos es vivir en paz, se dice que el loto vive y crece en el lodo y no mancha sus pétalos.

De la misma manera podemos vivir una vida normal con deseos y necesidades, tratando de cumplirlos,  pero sin ansiedad por el resultado. 

Finalmente te cuento una vez más la  historia de cómo atrapan a los monos en los bosques de la India:

Se pone un trozo de sal,  en una pesada vasija de barro con boca angosta, el mono, introduce la mano y empuña el trozo de sal y cuando quiere sacar la mano cerrada, esta ya no sale. Entonces el cazador se acerca y atrapa al mono sin dificultad, porque éste,  a pesar de verse en peligro,  no es capaz de abrir la mano, soltar la sal y correr por su libertad.

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todas mis memorias de soberbia y falsedad para que Tú, las transmutes en luz.

Enséñame a vivir en serenidad.

¡Y así se ha hecho!


Lo siento, por favor  perdóname


Te amo,
 Gracias


Ana María


Aloha  Ke Akua


“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”
 


 

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