HO´OPO BOLETÍN DE MARZO 2016

Comenzamos Marzo, el tercer mes de este 2016, en nuestro mundo es
época de cambio de estación, el otoño para algunos y la primavera para
otros, la naturaleza nos enseña a renovarnos, a resurgir con fuerza y
belleza

Hay tantas cosas que suceden en nuestro interior y que no podemos ver
físicamente, pero que sin embargo la naturaleza de la cual somos una parte
nos muestra algunos detalles, como por ejemplo las hojas secas del otoño,
que van cayendo y dejan los árboles desnudos para llenarse de color y de
fuerza en la primavera.
Así también nosotros tenemos épocas de desolación, pero si sabemos
aceptarlas y movernos con los acontecimientos, aprenderemos a potenciar
esos momentos a nuestro favor.

Mucho de lo que no se ve físicamente es de suma importancia en nuestra
realidad, repetimos memorias de manera automática, memorias que son los
patrones a los que estamos acostumbrados, si vivimos nuestra niñez en un
ambiente saludable buscaremos crear en la adultez una situación similar, pero
lamentablemente lo mismo sucede cuando nuestro marco de referencia en los
primeros años de vida fueron de violencia, carencia y dolor.

La repetición no siempre es exacta, podemos hacer lo que se llama “el
antiargumento”, es decir aferrarnos al recuerdo negativo para hacer todo lo
contrario. Y es allí donde muchas veces nos equivocamos, porque podemos
irnos a los extremos. En cambio limpiar memorias y crear una realidad
auténtica y equilibrada es lo saludable.

Por ejemplo podríamos decir: “a mi nunca me dejaban salir con mis amigos,
entonces yo les daré a mis hijos toda la libertad”, este es un ejemplo simple
de antiargumento, pero en la realidad es mucho más complejo y en esa forma
de actuar, podemos irnos a extremos muy poco saludables.

Y en el afán de hacer “todo lo contrario” seguimos aferrados al mismo patrón
como referente.

Es iluso pensar que no tenemos grabados los patrones y memorias de
nuestros padres que son los antepasados recientes, nuestras memorias son
ancestrales, pero son nuestros padres quienes comparten con nosotros las
memorias que tenemos activas.

Si las rechazamos sucederá lo que dice el principio Huna: “Aquello a lo que me
resisto, persiste, lo que acepto se puede transmutar”.

El secreto de la felicidad está en la ACEPTACIÓN, solamente aquello que he
aceptado como algo que está en mí, es lo que podré entregar para ser
transmutado.
Mientras no hay aceptación, no hay cambio.

La aceptación también nos hace humildes y la humildad es uno de los
aspectos de nuestro verdadero ser.

Si sabemos que nuestro entorno en la niñez no fue bueno, no reneguemos de
él, más bien pongamos atención en hacer una buena limpieza de memorias en
nosotros mismos, porque aunque un niño recién nacido pareciera que tiene
todo por aprender, la verdad es que trae consigo todas las memorias existentes
y que ha elegido nacer en el entorno que necesita para poder trascender las
dificultades y avanzar el camino hacia la realización de su propia divinidad.
Ese es el propósito de la vida, llegar a la unidad.

La oración del Ho´oponopono comienza así, “Divino creador Padre, Madre,
Hijo los tres unidos como sólo uno”.

La Madre es el intelecto, el Hijo es el subconsciente que guarda todas las
memorias y ambos pertenecen al cuerpo, pero el Padre es el SER, y es con
ese Ser que nos unimos para llegar a la conclusión que somos seres divinos.

Renovemos nuestra vida, como se renueva la naturaleza y aceptemos como
nuestras las memorias que traen dolor y sufrimiento a nuestra vida, ese será el
primer paso para poder entregarlas para su transmutación.

Poco a poco pongamos orden en nuestro interior y veremos cómo se ordena
todo nuestro entorno.

A propósito del orden, hoy recuerdo un par de experiencias:
(…)algo de lo cual disfruto mucho es del orden, no siempre fui ordenada,
recuerdo cuando tenía 16 años o un poco más, mi amiga Luz María, me invitó
un día a su casa y cuando entré a su habitación vi todo tan ordenado y en tal
armonía, que me encantó estar allí, de pronto abrió el cajón de un mueble y
el orden relucía allí también. Esa experiencia me impactó.

Regresé a mi casa y me puse a ordenar mi dormitorio y a organizar cada cajón
y descubrí que me encantaba vivir así.
Pasaron los años y alguna vez tuve la experiencia a la inversa, fui invitada a
una casa muy lujosa en donde el orden estaba sólo en la zona social, pero por
error equivoqué el camino y pasé por la zona familiar y no puedo
describir el caos que imperaba en ese lugar, y fue entonces que pude darme
cuenta que lo que vemos en el exterior es el reflejo de lo que tenemos
internamente.
Es importante ordenar nuestro interior aquello que no se ve, o aquello que
nadie ve pero que nosotros sabemos que hay que ordenar.

Es como cuando hacemos cosas a escondidas. Todo aquello que se hace a
escondidas, oculto a la mirada de otros, nos lleva tarde o temprano al
sufrimiento.
Si no puedes dar la cara y tomar el ciento por ciento de responsabilidad de lo que
haces, es que lo que estás haciendo no te conviene.

El orden, la limpieza, el cuidado personal (y al decir personal no estoy
hablando sólo de la apariencia física, lo personal es principalmente nuestros
pensamientos, fruto de nuestras memorias), son importantes y son el reflejo de
cómo estamos en nuestro interior.

Felizmente no hay nada que no se pueda ordenar y embellecer, todo está en
dar el primer paso para hacerlo.
Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como sólo Uno. Te
entrego todas mis memorias de vergüenza y menosprecio para que Tú las
transmutes en luz.

Enséñame a ser como un libro abierto, en donde todos puedan leer y que
no tenga nada que ocultar.

Y Asi se ha hecho


Lo siento, por favor perdóname
 


Te amo, Gracias



Ana Maria



Aloha Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”


Add a Facebook Comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Anti-Spam Quiz: