El Niño Interior

En una antigua leyenda oriental, se dice que cuando Dios creo al hombre lo hizo totalmente espiritual y este, solo  se limito a existir, pero el plan Divino era que el hombre experimentara diferentes situaciones, entonces Dios le dio un cuerpo y  creo en él, un  espíritu secundario, y se  lo ubicó, en el plexo solar, entonces el hombre comenzó a experimentar emociones, cosechó la tierra y adquirió  el concepto de “lo mío”, generó apego y con el apego:  sufrimiento.

 Esta leyenda me recuerda al  Ho´oponopono, que  sostiene que dentro de los tres estados de consciencia de todo lo  que existe, está el Subconsciente o Unihipili, ubicado en el plexo solar y es el disco duro, el gran receptor y administrador de todas los programas o memorias que hacen que nuestra realidad sea lo que es.

 Es por esta razón que hoy día quisiera hacer un recuento de lo que  sabemos sobre el Unihipili- Niño Interior, y su importancia.

 Cada día al despertar, inicio mis actividades, después haber dormido varias horas, dejando atrás el estado de vigilia.

 Durante el sueño y el sueño profundo, mi cuerpo ha tenido una actividad ininterrumpida, he seguido respirando, mi sangre ha circulado,  billones de células han continuado su regeneración, y otras actividades de las que ni siquiera tengo idea,  han preservado mi cuerpo.

 Todo esto gracias a una programación genética, esa misma programación que he traído conmigo y que ha hecho que yo tenga la raza que tengo, las facciones, el color de ojos , etc.

 Al continuar el día,  sigo con mis actividades cotidianas, muchas veces de manera automática.

 Así,  como en este momento,  estoy frente al teclado de la computadora y simplemente escribo mis ideas,  sin preocuparme de buscar cada letra y ver que este bien formada, simplemente escribo y desde la memoria de la computadora se va manteniendo un orden.

 Cuando me equivoco, elimino el documento y lo envío a la papelera de reciclaje, si deseo hacer un grafico, activo el programa de gráficos y continúo, mientras escribo hay un programa que va corrigiendo mis faltas de ortografía, todo es automático y gracias a una memoria previamente programada.

 Mi niño interior o Unihipili es esa memoria en mi vida, es el disco duro, es el responsable de activar los programas que hacen que mi realidad sea lo que es.

 Este disco duro ha sido previamente programado con todas las experiencias vividas por mis ancestros durante millones de años, contiene todos los programas y los activa según sea el caso.

 EL niño interior esta deseoso de servirme, y lo hace desde su marco de referencia, activa y desactiva programas, en automático, por defecto, activa  lo que ya  está acostumbrado a activar.

 Si las experiencias que prevalecen son negativas las repetiré muchas veces en mi realidad, también seguiré repitiendo las memorias que preservan y hacen que mi organismo funcione de determinada manera.

 Repetiré los programas de dolor y de placer, combinándolos de diversas maneras.

 Quizá tenga memorias de violencia, entonces mi realidad estará rodeada de violencia, puede ser física, verbal o emocional.

 Puede que  yo aparente un estado de amabilidad externo,  pero al mismo tiempo esté experimentando frustración y rabia, pero como  es un programa que no deseo manifestar, lo controlo y  lo envio a la papelera de reciclaje para no mostrarlo,  pero se mantiene dentro de mi disco duro y desde allí sigue funcionando, escondido.

 Tu y yo hemos escuchado sobre las enfermedades psicosomáticas, bueno todas ellas son programas que trabajan desde la papelera de reciclaje, entonces no muestro mi rabia, pero me genero gastritis, no acepto mis miedos y mis riñones fallan, no expreso mi angustia y duelen mis huesos, …

 Si seguimos activando los programas negativos, ya sea conscientemente o porque se activan desde la papelera, seguiremos experimentando sufrimiento.

 La única manera de limpiarnos de programas que no deseamos es entregándolos a la Divinidad para que sean transmutados.

 Es por eso que el estado de paz y tranquilidad que nos da el Ho´oponopono, es estable, porque los programas son transmutados en luz.

 La transmutación es una cambio desde la esencia, donde había un programa de dolor, ocupa su lugar la luz de la inspiración, que viene de la Fuente.

 Utilizamos quince millones de memorias cada segundo, es un enmarañado de programas que se activan unos a otros, es humanamente imposible saber en donde empiezan y como se conectan nuestras memorias.

 La Divinidad si lo sabe, y cuando iniciamos la limpieza, esta comienza desde el lugar en donde se origino la memoria que entregamos.

 Nuestro niño interior puede ser nuestro aliado para liberar las memorias, solo tenemos que entrar en contacto con él, hacer  que la relación  entre nuestro consciente-Uhane- la Madre y el Unihipili-Niño Interior,  sea constructiva, juntos  elegimos y elevamos la memoria al supraconsciente- Padre- Ahumakua, para que desde allí sea entregado a lo Divino.

 El niño obedecerá a la Madre, siempre y cuando la madre se lo ordene, de lo contrario el niño trabajara por su cuenta y como es un niño,  hará lo mejor que puede basándose en los programas que se ha han activado con mayor frecuencia.

 La forma como operan nuestras memorias es compleja, si tratamos de explicarnos, quedaremos enredados en ellas, por lo tanto lo mejor es usar esta formula: si me trae dolor o sufrimiento, la entrego para su transmutación.

 Y ¿cómo la entrego?

 Solo digo “te amo, gracias” y el proceso se inicia.

 Tu pensarás, como algo tan simple puede llevarse el sufrimiento de mi vida.

  La verdad es que detrás del “Te amo, gracias”, hay un proceso previo.

 Si he reconocido que la memoria es mía, ya tomé el cien por ciento de responsabilidad, y si he hecho esto, he reconocido que no soy victima y al entregar estoy poniéndome en manos de lo Divino, estoy aceptando:

  “Que se haga Tu voluntad, no la mía”

 Espero sinceramente, que este nuevo articulo,  que hemos recibido desde la inspiración, nos ayude a aceptar y entregar cada vez más y llenarnos de luz.

 Que tengamos paz,  más allá de todo entendimiento.

 Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno, te entrego todas las memorias negativas,  que el día de hoy me quiten la paz, para que Tú las transmutes en luz.

 Que se haga Tu voluntad,  y no la mía

 ¡Y así se ha hecho!

 Lo siento, por favor  perdóname


 Te amo,
 Gracias


 Ana María

 


Aloha  Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”