¿Y cómo hago para ser feliz?

La felicidad es un estado estable, silencioso, placentero y natural

 Tu, yo y toda la humanidad estamos destinados a ser felices, la felicidad es

nuestra verdadera naturaleza, no la felicidad llena de ruido, esa no es felicidad,

puede ser euforia o algarabía, pero es de corta duración, en cambio la felicidad

puede ser un estado estable, duradero.

 

La primera vez que me di cuenta que había alcanzado un grado de felicidad,

fue un final de año, cuando hice el recuento de lo vivido y de verdad había

sido un año intenso, lleno de pruebas y sin embargo me sentí tan plena y

agradecida que me di cuenta que eso era felicidad.

 

Cuando dejamos la victimización, la auto conmiseración queda atrás y la

responsabilidad se fortalece en nuestra vida, entonces la felicidad va tomando

su verdadero lugar.

 

Increíblemente creemos que la felicidad es proporcional a todo aquello que

tenemos o que hacemos y es todo lo contrario, la felicidad es proporcional a la

cantidad de cosas y situaciones de las que nos desapegamos.

Entendiendo el desapego, no como el rechazo o la renuncia a las posesiones

y el status ¡no!, es todo lo contrario! es poder disfrutar de cada situación y de

cada objeto sin que éstos resulten vitales, si los tengo los disfruto y si no los

tengo sigo adelante disfrutando de mi serenidad de la misma manera.

 

¿De qué más puedo disfrutar? de todo, para comenzar del hecho contundente

de existir, de todas las maravillas que me rodean, de cada respiración y sobre

todo de mi conexión con Dios.

 

Puede parecerte un poco irreal pero es cuestión de practicarlo, no te aferres a

nada, no te sientas dueño de nada, no quieras controlarlo todo, acepta que las

cosas no tienen porque salir como tú deseas y verás como te liberas.

 

Para ser feliz, lo primero es la actitud que tenemos.

 

Hace unos días, salí temprano en compañía de una de mis hijas, llena de

planes y asuntos que tenía que hacer, llevaba conectado el GPS y cuando

cambiaba de rumbo la voz del aparato decía “recalculando”… bueno ese día

nada salió como esperábamos y de pronto me di cuenta que estaba recibiendo

una lección de vida, a cada cosa que fallaba o que no estaba lista, le decía a

mi hija: “recalculando”, nos reíamos y seguíamos adelante.

 

La verdad es que la pasamos bien y regresamos a la casa sin haber hecho nada

de lo que nos habíamos propuesto para ese día, pero con la palabra clave en

nuestros labios “recalculando”.

 

Algo así tomado con sentido de humor, puede acercarnos a la felicidad,

re-orientemos una y otra vez nuestro camino, sigamos adelante, si nos

detenemos a lamentarnos, perdemos si o si, si reorientamos y nos

mantenemos abiertos, expandidos, siempre podemos ser sorprendidos con

algo que no esperábamos.

 

El secreto de la felicidad está en la aceptación incondicional de cada

experiencia, de cada bendición, de cada prueba y sobre todo de nosotros

mismos como seres perfectamente imperfectos.

 

Son nuestras imperfecciones las que nos empujan a avanzar, al tratar de

corregirlas.

 

Soy una convencida que no existen errores en la naturaleza, todo es perfecto y

todo tiene una causa y un propósito.

 

Resistirse es doloroso, y en la enseñanza Huna de la cual el Ho ́oponopono es

sólo una parte, dice:

 

“Aquello a lo que me resisto, persiste, lo que acepto se transmuta”

 

¿En qué se transmuta? No lo sabremos hasta no verlo a lo lejos, cuando las

pruebas hayan pasado y podamos ver el rumbo que tomaron y como lo que en

su momento pareció oscuro, era tan sólo un túnel que nos ayudó a pasar del

desierto al valle.

 

Otro principio Huna es:

 

“Allí donde va mi atención, va mi energía”

 

En todo aquello que pongo mi atención, le doy la energía para crecer, entonces

mejor me enfoco en lo bueno y lo bueno crecerá.

 

Finalmente hablemos del egoísmo, este es un sentimiento que nace con el ser

humano, el egoísmo es primitivo y es infantil.

 

Cuando maduramos como seres humanos racionales y equilibrados, dejamos

poco a poco el egoísmo, el yo y lo mío se convertirá en nosotros.

 

Entonces una forma de felicidad será el servicio, cuando servimos lo hacemos

a nosotros mismos, poder aliviar el dolor de otros en realidad alivia nuestro

propio dolor.

 

Ya que la clave es tratar a los demás de la misma forma que quisiéramos que

nos traten a nosotros, lo que a mí me lastima también puede lastimarte a ti.

 

Ser feliz es el estado natural del ser humano, nadie se sorprende ante la

felicidad pero sí lo hacemos frente al dolor.

 

Si hoy no conseguí lo que esperaba, si las cosas no salieron como quería,

si encontré muchos obstáculos en mi camino, haré uso de mi palabra clave

“recalculando” y seguiré adelante disfrutando de lo inesperado.

 

Deseo de todo corazón que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

 Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todos mis apegos para que tú, los transmutes en luz

 

Enséñame a ver lo bueno, hacer lo bueno y decir lo bueno y permite que mi único apego sea hacia Ti.

 

¡Y así se ha hecho!

 

Lo siento, por favor perdóname

 

Te amo,

 

Gracias

 

Ana Maria


Aloha  Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”
 


 

¡Estoy condenado a ser feliz!

Cada mañana al levantarme, inicio mi ritual cotidiano, mi primer pensamiento es de gratitud, ¡gracias! Viene de inmediato a mi  mente y a mi palabra.

Continuo con mi oración del Ho´oponopono, para seguir con una pequeña meditación. El tema  sobre el cual medito,  llega diariamente por Internet, a través de  un texto,  que horas antes ha sido publicado en el ashram de mi maestro en la India.  Después de leerlo y meditarlo, lo comparto por esa misma vía con mi familia y algunos amigos.

Acto seguido, despierto mi casa, voy de habitación en habitación agradeciéndole,  repitiendo “Te amo, gracias”,   abro cortinas y  ventanas, y me maravillo admirando la  luz del amanecer reflejada en la inmensidad  del mar ¡gracias!  Nuevamente ¡gracias!,  prendo algunos inciensos,  y al terminar,  ya la casa esta llena de luz y alegría.

Entonces me preparo para las siguientes  actividades, mientras veo que ropa usaré, inevitablemente viene a mi mente,  que,  así como elijo la ropa de cada día, puedo también elegir mi estado de animo, y es,  en ese momento,  que recuerdo  que pesa sobre mi una “condena”, la misma que he aceptado voluntariamente:

¡Estoy condenada a ser feliz!

Es mi elección, yo elijo ser feliz, no importa cuantas cosas puedan estar cruzadas, detenidas, complicadas, yo elijo estar feliz.

Y desde ese estado de animo, desarrollo las acciones del resto del día.

Tu también estas condenado a ser feliz, cumple con tu condena y obtén tu liberación.

No importa cuantos contratos, reuniones, pagarés, dolores, limitaciones  y molestias nos  persigan, tu y yo podemos estar en paz y estar en paz es estar feliz.

Esto que comparto contigo, no es una formula perfecta, pero es,  lo que a mí me ha funcionado.

Algo que aprendí,  es que si algo me está funcionando, no me muevo de allí. ¿Para que intentar algo más si ya tengo paz?.

El Ho´oponopono,  siempre te dice: Si lo que estas haciendo te da paz, ¡quédate allí, no te muevas, no lo arriesgues¡

Busca tu propia formula, tu ritual, pero eso si te digo, si no comienzas el día en positivo, es más difícil, armonizarlo después.

Me gustaría,  dejar grabada esta imagen,  en tu memoria, y es que así como elegimos que ropa vestir, igual podemos elegir que estado de animo tener.

Nadie tiene el poder de cambiar mi estado de animo, siempre soy yo quien decide, estar molesta, resentida, melancólica, o feliz y en armonía.

Alguna vez, te mencione que las emociones con las que reaccionamos a los diferentes activadores son autenticas y verticales.

¿Qué significa esto?

Que la emoción llega a mí de forma vertical, la experimento y la suelto, si me aferro a ella, la hago horizontal y deja de ser una emoción autentica para convertirse en adrenalina pura.

Puede suceder algo,  que activa en mí, la rabia.  Eso es  válido, tengo una reacción ante un activador, la experimento y la dejo ir, la suelto.

Para eso he sido dotada de un intelecto y un libre albedrio, para decidir si me quedo enganchada o me libero y elijo la paz.

Pero,  si esa rabia que fue experimentada en forma vertical, la convierto en algo horizontal y me quedo  masticándola, el resto del día con c-o-l-e-r–a, y mal humor,  es decir que hago de una emoción autentica, una secuela  pegajosa, y artificial.

No es  saludable.

Lo mismo puede pasar,  con emociones como la tristeza verdadera, por ejemplo:

 Yo puedo sentir  dolor o tristeza por algo…

Pero si  la transformo en pena, ya estoy entrando en el terreno de la culpa.

 La pena,  no es otra cosa que culpa disfrazada, cada vez que la frase “me da pena” viene a mi, la detengo y me auto indago, ¿de que siento culpa?.

Te preguntarás, ¿ cómo no sentir pena por la separcion o  perdida de un ser querido?.

Puedo sentir dolor y tristeza, si,  pero si siento pena,  es que en el fondo estoy cuestionándome cosas como ¿Si lo hubiera cuidado mejor?, ¿si me hubiera dado cuenta a tiempo?, etc.

 Dime,  si esos cuestionamientos no  ¡implican culpa¡

Bueno, estamos es ésta vida para limpiar, cometemos errores y al aceptarlos,  podremos entregarlos para ser limpiados.

Pero mientras  tanto,  podemos mantenernos en paz  y  dejar que la felicidad sea nuestra compañera.

Cuando hay aceptación, hay paz y donde hay paz, está la felicidad.

 Felicidad no es euforia, la felicidad, es este estado calmo de placidez, es más:  la felicidad es silenciosa y natural.

“Siempre me siento feliz,  ¿sabes por qué?

Porque no espero nada; esperar siempre duele”.

William Shakespeare

 

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. te entrego todas mis expectativas y mis apegos para que Tú los transmutes en luz.

Siempre en mi vida: Que se haga Tú Voluntad y no la mia.

¡Y así se ha hecho!


Lo siento, por favor  perdóname


Te amo,
Gracias


Ana María

 


Aloha  Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”