¿Infidelidad?

¿Cómo enfocar este tema?, haré lo posible por hacerlo desde los

principios del Ho ́oponopono…

 Cuando recién comenzaron a hacerse populares los reproductores de discos,

las palabras que se usaban para realzar una marca o modelo, eran:

 “Es de alta fidelidad” (HI-FI)

 Eso quería decir que el sonido que reproducían era muy parecido al sonido

real, era un sonido nítido, una reproducción acorde a la realidad.

 Entonces en esos términos musicales podríamos decir que nuestra vida

puede ser de “alta fidelidad”, cuando es un conjunto de notas que suenan en

hermosos arpegios y cuando podemos transmitir con nitidez, con verdad, esa

música de vida .

 Qué es la infidelidad entonces? una nota disonante? ¿un sonido estridente?

 Es así como se percibe la infidelidad, es algo contrario a la verdad, es como un

estruendo que resuena hasta lo más profundo de nuestro ser.

 Pero, ¿por qué ese sonido estridente sólo lo escuchamos cuando creemos

haber sido traicionados por alguien más?

 ¿Nos estremecemos igual, cuando somos infieles con nosotros mismos?

 Cuando nos sentimos traicionados es como el sonido de mil cristales

rompiéndose, y que cada partícula se alojara en algún lugar de nuestro cuerpo.

 ¿Y qué pasa cuando nos traicionamos a nosotros mismos?

 Cuando sabemos que estamos llevando nuestra vida por caminos peligrosos,

cuando los excesos se van apoderando de nosotros, cuando nos repetimos

“nunca más lo volveré a hacer” y luego caemos una vez más.

 Entonces nos llenamos de disculpas: es que me siento solo/a, es que

estoy muy tensa necesito divertirme…. al fin y al cabo no es tan grave…

 

Hay mucho de victimización, pero la verdad es que siempre tendremos en

nuestra realidad lo mismo que sucede en nuestro interior, nunca es afuera,

todo sucede primero por dentro.

Si tenemos activada la memoria de la traición, en algún momento nos tocará

experimentarlo, y al sentirnos traicionados, enfilamos todas nuestra armas “al

traidor”, al que no supo cumplir su palabra, al que cometió el error.

 

La infidelidad duele, ¡SI!

 

Quizá digamos: “me dolió en el alma”, pero no es cierto, el alma no duele, el

alma no sufre, siempre está en serenidad y armonía.

 Lo que duele , lo que se rompe es el Ego. Esa necesidad que tenemos de estar

en control, de ser reconocidos, apreciados, valorados.

 El alma no tiene necesidades, está siempre en paz.

 La traición y la infidelidad duelen porque nos arrepentimos de nuestra propia

ingenuidad, nos cuesta reconocer que perdimos el control que teníamos sobre

la otra persona, nos sentimos disminuidos, sin valor y lo que agrava mucho

más las cosas: nos sentimos CULPABLES.

 

En el fondo de nuestra mente nos sentimos que fallamos en algo, que no

fuimos suficientemente buenos, la verdad es que si hubo un error y fue el

haber activado mis memorias equivocadas, pero los errores se corrigen, las

culpas vuelven siempre sobre lo mismo sin encontrar nunca una solución.

 Para poder perdonar es necesario primero haberse perdonado uno mismo.

 Eso no quiere decir “borrón y cuenta nueva”, ¡NO!

 

Una traición deja una huella, ya sea porque deja -y siempre lo hace- una

enseñanza, o porque deja una cicatriz muy marcada, en ambos casos,

podemos aprender a utilizar la enseñanza para avanzar y la cicatriz como

referencia de aquello que no queremos repetir.

 Cuando la infidelidad es dentro de una relación sentimental, tomar el ciento por

ciento de responsabilidad, sería reconocer, que fuimos nosotros y nadie más

quienes elegimos esa pareja y cuando lo hicimos, lo hicimos “sabiendo” quién

y cómo era.

 Recuerda: sólo repetimos lo que conocemos.

 

Luego será necesario preguntarnos ¿puedo perdonarme y perdonar?, ¿puedo

utilizar esta experiencia como una lección en mi vida?, ¿estoy dispuesta a

tratarlo con mi pareja sincera y abiertamente? si es así : comienzo con un

nuevo enfoque, entregando memorias y corrigiendo errores.

 Pero de ninguna manera me condeno y condeno a los demás a vivir en una

vida llena de reproches sosteniendo el error como arma de ataque y defensa.

 

Si se trata de una deslealtad entre amigos o socios, lo primero como siempre

es tomar el ciento por ciento de responsabilidad, perdonarme y si lo hago

sinceramente, en automático habré perdonado, sigo trabajando en entregar

la memoria con la que hemos repetido algo que ya conocíamos, y si somos

coherentes, la separación o la restauración de la amistad se dará de manera

espontánea.

 

La rabia en ninguno de los casos es saludable.

 Culpar, odiar, resentir, es como tomar una taza de veneno y esperar que el

otro se muera.

 ¡Es ilógico! Sólo me hago daño a mí misma.

 

Tanto la deslealtad como la infidelidad son el incumplimiento de un

compromiso, ya sea legal, moral, o amoroso.

 Y la constante en ambos casos, es que se hace en secreto, en algún lugar

oculto a la luz de verdad.

 Muchas veces cuando nuestras memorias negativas en este campo están

muy fortalecidas, será necesario paralelamente a la entrega constante, la

instalación de memorias de lealtad, y fidelidad de manera mecánica, ya que

la forma natural está demasiada arraigada y tomará un tiempo en culminar su

transmutación.

 

Eso quiere decir entrenarnos para ser veraces, sinceros y coherentes con

nosotros mismos. Allí radica la base para toda relación, en la relación conmigo

misma.

 Yo sé que este tema es delicado, he recibido muchos correos que me

preguntan por este tema en particular, y creo que ha sido bueno tratarlo desde

su esencia y con un enfoque que tal vez no le habíamos dado, para así, poder

liberarnos y optar ( siempre por propia elección) por una vida llena de

paz.

 Nuestro libre albedrío siempre está en funcionamiento, y ser feliz, vivir en paz

es una elección.

 

Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

 

 

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todas mis memorias de deslealtad e infidelidad para Tú, las transmutes en luz.

 Guíame hacia el amor, la gratitud y el perdón

.¡Y así se ha hecho!

 Lo siento, por favor perdóname

 Te amo,

 Gracias

 Ana Maria


Aloha  Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”