Ho´opo Boletín de Julio 2015 : Trabajando la Humildad

Mi Maestro dijo alguna vez:

(…) “A la pregunta «¿Quién es usted?», estas personas

concentradas en la ciencia responderían diciendo: Soy un

cuerpo que contiene aproximadamente 45 litros de agua, cinco

litros de cal, plomo suficiente para hacer nueve mil lápices,

suficiente fósforo para once mil cerillas y la cantidad de hierro

que hay en un clavo de cinco centímetros de longitud». Verían

que todo esto solamente cuesta unas cien rupias (un dólar

ochenta), pero en realidad, aunque gastaran diez millones de

rupias no podrían hacer un cuerpo humano, porque, como lo

dirían los espiritualistas, el cuerpo humano ha nacido de la

voluntad divina, tiene vida debido al poder divino y puede

actuar como resultado de la gracia divina…”

 

Somos un milagro, una gota de Dios, impulsados por Su soplo de

vida, y eso es suficiente para mantenernos en estado de humildad y

gratitud.

 

Hace poco conversando con una amiga, le comentaba que mientras

más información me llega, más me doy cuenta de lo poco que en

realidad sabemos.

 

Hablamos y con cada palabra estamos creando y no nos damos

cuenta de eso, no sabemos por ejemplo que más rápido que la

velocidad de la luz, es la velocidad del pensamiento, y nuestro

pensamiento crea, acaso ¿somos selectivos en lo que pensamos?

 

Si dejamos que nuestros pensamientos se disparen como caballos

desbocados, pronto seremos presas de la angustia, en cambio si

comenzamos a educar nuestra mente podremos en algún momento

llegar a tener una paz duradera.

 

Convivimos con diez millones de formas de vida diferentes y unas y

otras se complementan, ¿cuántos tipos de seres vivos habitan en

nuestro organismo?

 

¿Cuántas envolturas energéticas cubren nuestro cuerpo?, ¿Qué

sucede mientras dormimos?¿De dónde vienen los sueños?

 

Esto último me lleva a hacer un paréntesis para contarte algo que

recordé y es una conversación muy interesante que tuve con el

Padre Manuel Marzal, él fue un sacerdote jesuita, pero a su vez

antropólogo, y un día me comentaba cómo le sorpredía, cuando los

campesinos de los pueblitos que muchas veces visitaba,

le hablaban de sus sueños, con Jesús, la Vírgen o los santos, y

me decía que le sorprendía, porque él, siendo sacerdote nunca

había tenido un sueño de ese tipo y que los campesinos, simples y

llenos de fe eran bendecidos con esos sueños.

 

Lo que sucede es que hay sueños y sueños, cada vez que

soñamos con seres Divinos el sueño toma la característica de

revelación.

 

Podemos soñar muchas cosas de acuerdo a lo que hacemos

durante el día, pero hay sueños que son especiales, esos son los

sueños de revelación.

 

No es fácil soñar con seres o representaciones Divinas y cuando

eso sucede quedamos impactados positivamente.

 

Nada que venga de Dios despertará miedo en nosotros, Dios, la

Divinidad sólo nos confiere paz.

 

Todo lo demás son enredos de nuestra propia mente… Cierro el

paréntesis.

 

Es importante diferenciar la información, de la sabiduría.

 

Podemos pasar una vida entera acumulando información, leyendo

libro tras libro, teoría tras teoría, pero si una parte de esa

información no se transforma en experiencia de vida, nunca

llegaremos a la sabiduría.

 

A todos nos falta mucho por aprender. Pero por lo menos

pongamos en práctica lo que sabemos. Si ponemos en práctica

una sola enseñanza, y llegamos a transformarla en parte de

nosotros, todas las demás vendrán a acompañarla, me gusta

siempre recordar que entender es suspender las conductas

equivocadas, si he suspendido una conducta equivocada es que

algo he entendido.  

 

Si me paso diciendo todo el día “Te amo, gracias” para borrar mis

memorias equivocadas, pero no hago un esfuerzo en dejar la

crítica y el juzgamiento, será como tratar de llenar de agua una taza

con hueco.

 

Cada vez que decimos “Te amo, gracias”, estamos entregando

memorias para que sean transmutadas en luz, la luz que recibimos

será como encender una bombilla en una habitación en donde

hemos acumulado muchas cosas, cuando la luz se enciende recién

podremos ver el desorden y el caos en la habitación, y será

momento para comenzar a ordenar y desechar lo que no nos

sirve.

 

Ese darnos cuenta de lo mucho que nos falta por ordenar, nos

llenará de humildad, la humildad es un camino muy largo ya que la

soberbia tiene muchas caras, la soberbia de la erudición, de la

cultura, de la riqueza, de la belleza, de la fuerza física, de la

juventud, y el más difícil de vencer: la soberbia del conocimiento

espiritual.

 

Mi trabajo constante es con la humildad, ya que es lo que más me

cuesta, una y otra vez tengo que esforzarme y trabajar en ella.

 

Hay una historia que leí en un libro de Graciela Bustos, (y que he

compartido contigo en alguna oportunidad) que se me quedó

grabada y viene a mi memoria cada vez que me encuentro como

hoy día, dándome cuenta de lo mucho que me falta por limpiar.

“ El hombre de la historia, contaba que su padre había sido

carpintero y que pasaba mucho tiempo puliendo la madera de

los muebles que construía, pulía y pulía y cuando parecía que

la madera era como un vidrio liso, todos pensaban que el

trabajo estaba listo; luego, este artesano, tomaba un balde de

agua y lo vaciaba sobre la madera y la dejaba secar, entonces

todas las astillas que aún quedaban escondidas se levantaban,

el trabajo de pulido se reiniciaba nuevamente…

¡Hasta que quede como vidrio! decía su padre, y continuaba

repitiendo el proceso, hasta que después de un tiempo la

madera ya no tenía astillas y quedaba como vidrio”.

 

Tú y yo estamos en este trabajo de pulido, y los baldazos de

agua que nos caen, revestidos de dificultades y retrocesos,

ayudan para que las astillas se levanten y que nos demos

cuenta de que aún no estamos listos e iniciaremos el pulido

nuevamente.

 

Muchas veces nos sentimos dueños de la verdad y nos

creemos con la autoridad de juzgar o criticar, ¡es allí en donde

es bueno detenernos y recordar de dónde venimos, y cuánta

limpieza nos falta aún por hacer!

 

Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

 

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo

Uno. Te entrego todas la memorias ocultas que son como las

astillas que faltan pulir, para que Tú las transmutes en luz.

 

Lléname de gratitud pero sobre todo de humildad.

 

¡Y así se ha hecho!

 Lo siento, por favor perdóname

 Te amo, Gracias

 Ana Maria


Aloha  Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”
 


 

 

 

 

Nota:   Quisiera agradecerte a ti y a todos por su constancia en asistir a los talleres, cada taller es una experiencia única de la que todos salimos fortalecidos y aclarados.

Que la luz nos llegue a todos

Ana Maria