LAS CARENCIAS

La palabra carencia viene del latín, “ carentia” que significa “faltar”, es insuficiencia, es ausencia, es falta de…

 

Nosotros todos hemos sido creados en abundancia, todo en la naturaleza es

abundante, es en nuestro pensamiento que creamos el estado de carencia.

 

La carencia es en primer término un estado mental, que luego se manifiesta

en un estado físico, material o emocional.

 

Me gustaría contarte, que yo soy una observadora muy particular, para

algunas cosas muy distraída y para otras todo lo contrario, por ejemplo

siempre me ha gustado observar el cielo y todo lo que sucede en ese espacio,

el sol, la luna y las estrellas, tanto como toda la actividad de las aves, me

puedo detener horas y horas observándolas, no me canso nunca de observar

el mar y sus movimientos, las piedras me apasionan, cada piedra me cuenta

una historia, las recojo y las mantengo cerca… todo esto es parte de la

abundancia de la naturaleza.

 

Hace casi tres décadas que esa observación hacia lo externo se convirtió

también, en una observación interna, y junto con ella, se me dio la oportunidad

de trabajar ayudando a la recuperación humana, un trabajo diferente, leyendo

las memorias del cuerpo, liberándolas y devolviendo la armonía.

 

En esa actividad, la más beneficiada siempre fui y sigo siendo yo, el trabajo

que realizo con cada persona me muestra lo que está fallando en mí…

¡imagínate todo lo que he tenido que ir corrigiendo y todo lo que me falta por

corregir!

Yo misma me sorprendía por los buenos resultados de cada terapia, sabía

perfectamente que no era algo que yo hacía, sino más bien algo que sucedía

independientemente de mi voluntad y entonces me di cuenta que al dejarme

guiar sin resistencia, mi estado de entrega en esos momentos era total.

 

Aprendí a observarme a mi misma reflejada en cada persona que buscaba mi

ayuda, pude observar el comienzo y el desarrollo de cada caso y así concluir,

cómo es que, el camino lo vamos abriendo, desviando o cerrando nosotros

mismos.

 

Entendí que la carencia nace en el egoísmo y se manifiesta en:

“ el demandar”, ”el no dar” y en el “cómo dar”.

 

El egoísmo es separación, es sentirse separado del resto de la humanidad.

Poniendo mi atención siempre en “lo que yo no tengo”, “lo que yo deseo”, “lo

que los demás piensan de mí, cómo me miran, cómo me hablan”… yo, yo, yo…

 

Mientras más demandante es la persona, más carencias experimenta en su

realidad.

 

“Makia”, el segundo principio Huna, declara:

 

“Allí donde va mi atención, va mi energía”,

 

entonces si mi atención sólo está dirigida a lo que no tengo, o a una serie de

deseos y conceptos equivocados, son éstos los que crecerán alimentados por

mi misma.

 

Es decir, la carencia se fortalece.

 

También hay la otra forma de fomentar carencia, y es “el especialismo”, nos

creemos la historia de que somos especiales, mejores o peores que el resto y

nuevamente aparece allí la separación, me separo para compararme y en la

comparación aparece el pensamiento carente, porque me siento inferior, o el

pensamiento de ser especial, que aunque no lo creas: ¡ también es carencia!

 

Donde hay comparación hay carencia.

 

Cada uno de nosotros es único, no hay lugar a la comparación, pero a su vez,

somos parte de un todo.

 

“A veces creemos que somos una gota en el océano, pero sin ella, el

océano estaría incompleto”.   Madre Teresa de Calcuta

 

Ahora te das cuenta que la carencia es falta de amor.

 

El amor es la fuente de creación, cuando nos hablan de que estamos entrando

en una dimensión diferente, en la quinta dimensión, se trata de una dimensión

de amor en donde la creación es espontánea.

 

¿No te ha sucedido, que piensas en algo y sucede, o que deseas algo y alguien

sorpresivamente te lo da o te lo ofrece?

 

Esos son pequeños signos del cambio dimensional.

 

El amor crea la abundancia y la ausencia del mismo: la carencia.

 

Es la falta de amor la que fortalece a los activadores – bloqueadores de la

abundancia.

 

Siempre son nuestras memorias y creencias carentes, las mismas que son

activadas por las palabras que utilizamos en el día a día.

 

Cuando en los talleres de abundancia, hacemos la revisión de todas aquellas

palabras que utilizamos y que sin darnos cuenta están bloqueando nuestra

sintonía con esa vibración, quedamos sorprendidos, pero también dispuestos a

no seguir utilizándolas.

 

Sigamos… obsérvate cuánto estás dispuesto a dar, dar significa entregar sin

esperar nada a cambio, de lo contrario no estamos dando, estamos haciendo

un trueque o un negocio.

 

¿Cuánto das de tu tiempo, de tu amor, de tu esfuerzo, de tu fe…?

 

O por el contrario tienes arraigada la costumbre de quejarte o de utilizar frases

como “no tengo tiempo”, “no es posible”, “no tengo plata”, “ y a mí ¿quién me

da?”

 

O creencias que repites, activando tus bloqueos como: “lo bueno cuesta”, “la

plata no crece en los árboles”, “ver para creer”.

 

¡Que plena puede ser la vida y que agradable cuando finalmente corregimos

nuestras creencias de carencia!

 

Esto es también parte de los principios Huna y es “ Mana” el sexto principio

que dice:

 

“Todo poder viene de mi interior”

 

por consiguiente en mí, está la fuente de la abundancia.  

 

Como primer paso para sincronizarme con la abundancia, puedo observar

a partir de hoy las palabras que utilizo y evitar que ellas tengan el viso de la

carencia y tratar de mantenerme agradecida por todo en especial por el solo

hecho de existir.

 

Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

 

 

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. Te entrego todas mis memorias de carencia para que Tú, las transmutes en luz.

Enséñame a dar, tanto como a recibir

 ¡Y así se ha hecho!

 Lo siento, por favor perdóname

 Te amo, Gracias

 Ana Maria


Aloha  Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”