CONÓCETE

“Conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los dioses”
Tales de Mileto

Mi maestro siempre decía: “Tú eres tres personas: La persona que crees ser, la
persona que los otros piensan que eres y la persona que verdaderamente eres”.

Conocerse uno mismo es el trabajo de toda una vida, y cuando practicamos el
Ho´oponopono, ahondamos en ese conocimiento enfocándolo desde las tres
consciencias.

Con la consciencia- el intelecto- Madre –Uhane, pensamos ser determinada
persona.

Con nuestro subconsciente- Unihipili- Niño Interior, aparentamos ser la persona
que nuestras memorias nos permiten expresar.

Pero cuando entendemos y nos conectamos realmente a nuestro
Supraconsciente- Padre- Aumakua, encontramos el ser que verdaderamente
somos: Una expresión de la Divinidad, serenidad pura , armonía y poder sin
límites.
Esto es cierto, pero sólo es posible experimentarlo cuando realmente lo
creemos con nuestros tres estados de consciencia.

Muchas veces repito “yo soy una gota de Dios, en mí está su poder ilimitado”.

Pero ¿lo creo realmente, mi intelecto y mi subconsciente lo aceptan como tal, o
sólo repito algo de lo cual no estoy totalmente convencida?

Me ha pasado muchas veces, que tengo un chispazo de inspiración y sé
cuando creo algo desde mi Ser superior. Yo sé que tú también lo has
experimentado alguna vez. Lo difícil es repetirlo.

Si supiéramos verdaderamente cómo conectarnos con ese Ser que somos,
nada nos sería negado.

Sabemos que estamos entrando en la quinta dimensión, pero ¿sabemos de
qué se trata esta quinta dimensión?

La quinta dimensión es la dimensión del amor universal, el amor verdadero…

Todo lo creado no es otra cosa que una emanación del amor universal. El amor
crea de manera espontánea porque esa es su naturaleza verdadera.

Para poder entrar de lleno a la quinta dimensión, serán necesarios cambios y
correcciones en nuestra vida.

Como humanidad estamos siendo purificados, así como el joyero pone el oro
en el crisol, lo funde, lo tornea y luego lo pule hasta crear una joya, de igual
manera, cada uno de nosotros está pasando por el fuego purificador.

Estamos ascendiendo a una quinta dimensión en donde nada nos será
negado, siempre y cuando sea una expresión del verdadero amor,
desinteresado y constante.

Conocernos a nosotros mismos, auto indagarnos, saber qué nos impulsa a tal
o cual acción, qué emociones se esconden detrás de las formas.

Ver la perfección en todo, aceptar y entregar constantemente.

Hace poco alguien me comentaba que desde que hace Ho´oponopono ya no entra
en desesperación y que a veces le parece que está indolente…

¡Y es todo lo contrario!, la indolencia es indiferencia y separación, en cambio
cuando comenzamos a comprendernos y conocernos verdaderamente, nos
unimos y somos parte de todo y de todos pero de una forma totalmente
saludable.

Quizá nuestra educación ha sido orientada a la expresión exagerada para
aparentar que estamos muy involucrados en tal o cual asunto.

Sabemos de alguien enfermo y llamamos a sus familiares a preguntar cada
detalle, mostrando una preocupación del todo inútil.

Cada persona que llama para preguntar detalles, revive y fortalece la dolencia.

Más útil que llamar repetidamente mostrando preocupación y miedo (porque en
realidad no es otra cosa), más útil que eso sería por ejemplo hacer una serie
de respiraciones “Ha” por quienes están en dificultades, ya que la energía del
“Prana” no está limitada por la distancia.

Cada vez que respiramos por alguien esa energía le estará llegando
inmediatamente.

La sinceridad de la persona que siente la unidad con sus semejantes y envía
energía universal, es el mejor aporte.

Hoy recuerdo una historia al respecto. Cuando el doctor Edward Bach -el
creador de las terapias florales-, enseñaba a sus alumnos, un día que se
encontraba podando unos arbustos se cortó la planta del pie y se le infectó, por
lo que tuvo muchos días de fiebre muy alta y semi- inconsciencia.

Finalmente salió de la crisis, y cuando mejoró reunió a sus alumnos y les dijo:
“Mi situación empeoraba cada vez que uno de ustedes se acercaba a mí, lleno
de miedo y preocupación”, a raiz de eso busco la flor que transformará esa
preocupación por los demás, que lo único que hace es atar a la persona y
encontró que esa flor era el “Red Chestnut”.

En el libro “El otro secreto” el autor dice: “Tu vecino se comportará de la forma
que tú esperas que lo haga”, entonces dejemos de referirnos a las personas
como: “pobrecito fulanito”, “¡me da tanta pena!”, “es que es tan infeliz”…

Mejor cambiemos nuestra expresión por:

“¡Gracias, porque existe y está en mi vida!”

La preocupación y la angustia entorpecen la recuperación y el avance, en
cambio la gratitud, aceptación y la entrega, nos llevan a la transmutación.

Conocerme es saber, qué estoy sintiendo, para qué estoy haciendo lo que
hago, preguntarme si es cierto lo que estoy diciendo y expresarme desde mi
parte más saludable y serena.

Que tengamos paz, más allá de todo entendimiento.

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como sólo Uno. Te
entrego todas mis memorias de preocupación y miedo para que Tú, las
transmutes en luz.

Enséñame a conocerme, y reconocerte en todo a través de mí.


¡Y así se ha hecho!



Lo siento, por favor perdóname
 


Te amo, Gracias



Ana Maria