¡Estoy condenado a ser feliz!

Cada mañana al levantarme, inicio mi ritual cotidiano, mi primer pensamiento es de gratitud, ¡gracias! Viene de inmediato a mi  mente y a mi palabra.

Continuo con mi oración del Ho´oponopono, para seguir con una pequeña meditación. El tema  sobre el cual medito,  llega diariamente por Internet, a través de  un texto,  que horas antes ha sido publicado en el ashram de mi maestro en la India.  Después de leerlo y meditarlo, lo comparto por esa misma vía con mi familia y algunos amigos.

Acto seguido, despierto mi casa, voy de habitación en habitación agradeciéndole,  repitiendo “Te amo, gracias”,   abro cortinas y  ventanas, y me maravillo admirando la  luz del amanecer reflejada en la inmensidad  del mar ¡gracias!  Nuevamente ¡gracias!,  prendo algunos inciensos,  y al terminar,  ya la casa esta llena de luz y alegría.

Entonces me preparo para las siguientes  actividades, mientras veo que ropa usaré, inevitablemente viene a mi mente,  que,  así como elijo la ropa de cada día, puedo también elegir mi estado de animo, y es,  en ese momento,  que recuerdo  que pesa sobre mi una “condena”, la misma que he aceptado voluntariamente:

¡Estoy condenada a ser feliz!

Es mi elección, yo elijo ser feliz, no importa cuantas cosas puedan estar cruzadas, detenidas, complicadas, yo elijo estar feliz.

Y desde ese estado de animo, desarrollo las acciones del resto del día.

Tu también estas condenado a ser feliz, cumple con tu condena y obtén tu liberación.

No importa cuantos contratos, reuniones, pagarés, dolores, limitaciones  y molestias nos  persigan, tu y yo podemos estar en paz y estar en paz es estar feliz.

Esto que comparto contigo, no es una formula perfecta, pero es,  lo que a mí me ha funcionado.

Algo que aprendí,  es que si algo me está funcionando, no me muevo de allí. ¿Para que intentar algo más si ya tengo paz?.

El Ho´oponopono,  siempre te dice: Si lo que estas haciendo te da paz, ¡quédate allí, no te muevas, no lo arriesgues¡

Busca tu propia formula, tu ritual, pero eso si te digo, si no comienzas el día en positivo, es más difícil, armonizarlo después.

Me gustaría,  dejar grabada esta imagen,  en tu memoria, y es que así como elegimos que ropa vestir, igual podemos elegir que estado de animo tener.

Nadie tiene el poder de cambiar mi estado de animo, siempre soy yo quien decide, estar molesta, resentida, melancólica, o feliz y en armonía.

Alguna vez, te mencione que las emociones con las que reaccionamos a los diferentes activadores son autenticas y verticales.

¿Qué significa esto?

Que la emoción llega a mí de forma vertical, la experimento y la suelto, si me aferro a ella, la hago horizontal y deja de ser una emoción autentica para convertirse en adrenalina pura.

Puede suceder algo,  que activa en mí, la rabia.  Eso es  válido, tengo una reacción ante un activador, la experimento y la dejo ir, la suelto.

Para eso he sido dotada de un intelecto y un libre albedrio, para decidir si me quedo enganchada o me libero y elijo la paz.

Pero,  si esa rabia que fue experimentada en forma vertical, la convierto en algo horizontal y me quedo  masticándola, el resto del día con c-o-l-e-r–a, y mal humor,  es decir que hago de una emoción autentica, una secuela  pegajosa, y artificial.

No es  saludable.

Lo mismo puede pasar,  con emociones como la tristeza verdadera, por ejemplo:

 Yo puedo sentir  dolor o tristeza por algo…

Pero si  la transformo en pena, ya estoy entrando en el terreno de la culpa.

 La pena,  no es otra cosa que culpa disfrazada, cada vez que la frase “me da pena” viene a mi, la detengo y me auto indago, ¿de que siento culpa?.

Te preguntarás, ¿ cómo no sentir pena por la separcion o  perdida de un ser querido?.

Puedo sentir dolor y tristeza, si,  pero si siento pena,  es que en el fondo estoy cuestionándome cosas como ¿Si lo hubiera cuidado mejor?, ¿si me hubiera dado cuenta a tiempo?, etc.

 Dime,  si esos cuestionamientos no  ¡implican culpa¡

Bueno, estamos es ésta vida para limpiar, cometemos errores y al aceptarlos,  podremos entregarlos para ser limpiados.

Pero mientras  tanto,  podemos mantenernos en paz  y  dejar que la felicidad sea nuestra compañera.

Cuando hay aceptación, hay paz y donde hay paz, está la felicidad.

 Felicidad no es euforia, la felicidad, es este estado calmo de placidez, es más:  la felicidad es silenciosa y natural.

“Siempre me siento feliz,  ¿sabes por qué?

Porque no espero nada; esperar siempre duele”.

William Shakespeare

 

Divino Creador, Padre, Madre, Hijo, los tres unidos como solo Uno. te entrego todas mis expectativas y mis apegos para que Tú los transmutes en luz.

Siempre en mi vida: Que se haga Tú Voluntad y no la mia.

¡Y así se ha hecho!


Lo siento, por favor  perdóname


Te amo,
Gracias


Ana María

 


Aloha  Ke Akua



“Dios está dentro”, “Dios es Amor” “Dios Es YO SOY”